martes, 27 de septiembre de 2011

¿Quieres instalar Windows 8 en tu Mac? (1)

¿Sientes curiosidad por el aspecto y nuevas funciones que pueda tener el reciente Windows 8 del que tanto se habla? Puedes instalarlo y probarlo de forma gratuita en tu Mac o en un PC con Windows o Linux, e instalándolo en un PC virtual, de un modo que resulta sencillo, completamente inocuo para tu ordenador y sin necesidad de hacer particiones en su disco duro. En esta entrada utilizaremos para ello un Mac, aunque el software a utilizar y los pasos a seguir son teóricamente los mismos en Windows o en Linux.

¿QUÉ NECESITAMOS PARA ELLO?
En primer lugar, un ordenador con unos requisitos mínimos:
Procesador Intel Core 2 Duo o superior. No podremos instalar software de virtualización en Macs con procesadores tipo PowerPC (G3, G4, G5), y aunque los primeros Intel Core Solo e Intel Core Duo si permiten instalar virtualizadores, apenas podrán hacer funcionar una máquina virtual de este tipo debido a los requisitos necesarios. Por otro lado, necesitaremos un mínimo de 2GB de RAM instalada y por lo menos 20GB de espacio libre en el disco duro.
En segundo lugar, el software de virtualización.
Utilizaremos el gratuito VirtualBox, no sólo por su gratuidad, sino porque por motivos que desconozco, es el que menos problemas nos dará. Personalmente lo he intentado sin éxito con VMware Fusion, y en el momento de escribir esta entrada no tengo noticias de que alguien lo haya conseguido con Paralells.
En tercer lugar, una vez disponiendo "del PC", nos hará falta "el Windows".
Microsoft permite la descarga de diferentes instaladores de Windows 8 para su prueba por desarrolladores, aunque no hay restricciones para que lo pueda descargar cualquier interesado.
Existen dos versiones: para ordenadores con procesadores de 32 bit y para los de 64 bit, y ambas están disponibles sólo en inglés. En muchos sitios recomiendan la descarga de la versión de 32 bit, y fue con ésta con la que hice varios intentos infructuosos. La instalación se hacía de forma muy lenta y acababa interrumpiéndose en algún punto de proceso. Sólo al quinto intento conseguí una instalación que produjo varios errores en el momento del inicio del sistema. Finalmente descargué la versión de 64 bit, y esta vez -no me preguntéis porqué- todo funcionó rápido y a la primera.

Una vez finalizada la descarga encontraremos un archivo ISO de 3,3GB como el que vemos en la captura de pantalla. ¿Y cómo grabamos el CD de instalación? No es necesario grabar ningún disco; como veréis luego, podremos utilizar directamente la "imagen de disco" ISO que hemos descargado, por lo que deberemos tenerla disponible y "a mano" en cualquier carpeta; incluso en el Escritorio.
CREANDO LA MÁQUINA Y EL DISCO DURO VIRTUAL.
En las capturas de pantalla aparece VirtualBox ya instalado y con una máquina virtual con Windows XP ya creada. La instalación de VirtualBox no ofrece ninguna dificultad; tan sólo hay que descargar la imagen que contiene la aplicación y arrastrar ésta a nuestra carpeta de Aplicaciones. Al abrirla se nos mostrará la "librería" de máquinas virtuales. Recordad que tanto en VirtualBox como en VMware Fusion o Parallels podemos crear distintas máquinas virtuales y con diferentes sistemas operativos.
Lo primero que haremos será crear una nueva máquina virtual, para lo cual haremos clic en el el primer botón "Nueva".
El asistente nos dará la bienvenida y nos guiará paso a paso en la instalación:


En primer lugar hemos de dar un nombre a la máquina virtual para identificarla correctamente. En las capturas de pantalla veréis que yo ya había creado previamente una máquina virtual con el nombre WindowsXP. Podemos nombrar la nueva máquina simplemente como Windows 8.
A continuación hay que indicar el tipo de sistema operativo, que lógicamente será Windows, así como la versión de éste. VirtualBox aún no incluye Windows 8 como opción, por lo que seleccionaremos el anterior Windows 7, y concretamente la versión de 64 bit, ya que es un instalador de 64 bit el que hemos descargado.

Ahora hay que indicar cuánta memoria asignamos a la máquina virtual; es decir "Cuánta RAM va a tener instalada el PC". Windows 8 necesita de al menos 1GB para funcionar mínimamente, pero hay que tener en cuenta que esa RAM se obtiene a costa de la RAM real instalada en nuestro Mac. Como en el equipo en que hacemos las pruebas dispone de tan sólo 2GB de RAM totales, asignaremos a la máquina virtual sólo 1GB.


En este paso crearemos un nuevo disco duro virtual de arranque; o sea, "le instalaremos un disco duro al PC", que deberá ser de al menos 18 ó 20GB, como el asistente sugiere por defecto. Pero el disco es virtual y no ocupará realmente 20GB en el disco duro de nuestro Mac, sino algo menos de 9GB.


En cuanto al tipo de disco virtual, seleccionaremos la opción por defecto, es decir VDI, el formato propio de VirtualBox (como vemos, en estas últimas versiones de VirtualBox se nos ofrece la posibilidad de crear discos en otros formatos.)

Aquí seleccionaremos "reservado dinámicamente". Aunque antes hemos seleccionado un tamaño máximo de 20GB para el disco duro, Windows 8 sólo ocupará algo menos de 9GB, tanto en el disco duro virtual como en el disco duro de nuestro Mac, aunque si añadimos archivos en Windows, el disco duro "irá creciendo" según sea necesario, hasta alcanzar el tamaño máximo que indiquemos en el siguiente paso.

En este paso seleccionaremos ese tamaño máximo utilizable por Windows, daremos un nombre al archivo que es en realidad el disco duro virtual  (antes habíamos dado nombre "al PC") y elegiremos la ubicación de ese archivo. Si no dispusiéramos de suficiente espacio en el disco duro del Mac podríamos guardarlo en un disco externo, aunque el rendimiento sería algo menor y como es lógico, deberíamos tener ese disco duro conectado para utilizar VirtualBox.

Finalmente se nos mostrará el resumen de la configuración elegida para la creación del disco virtual ("el disco duro"), y a continuación, de la propia máquina virtual ("el PC").



Veremos la nueva máquina virtual Windows8 en la librería de maquinas virtuales de VirtualBox, pero la veremos "apagada" y deberemos configurarla debidamente antes de instalar el sistema operativo. Es decir, ya tenemos un PC con el disco duro, pero al que le faltarán o habrá que cambiar algunos componentes, y en el que todavía habrá que instalar Windows.

En este caso particular, los únicos cambios que he hecho en la configuración por defecto han sido: asignar a la máquina virtual dos dos procesadores (en realidad, dos núcleos o "cores") y aumentar  a 32MB la memoria disponible para los procesos gráficos:


Sólo queda iniciar la máquina virtual para que comience el proceso de instalación, pero esto lo veremos en el próximo post.




























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