jueves, 26 de mayo de 2011

¿Y si en lugar de un segundo Mac utilizo Ubuntu?

La cuestión que planteo no es si un usuario de Mac pueda decidir abandonar voluntariamente lo que siempre ha sido su sistema operativo favorito en favor de Ubuntu o Linux Mint, sino hasta qué punto puede sentirse “cómodo” utilizando un ordenador con estas distribuciónes de Linux,  aunque solo como equipo secundario y no como ordenador principal.

Tal vez  te hayas sentido atraído por esos pequeños netbook de precio tan reducido y que puede ser la cuarta parte de lo que le costaría un Macbook de Apple. ¿Porqué no un equipo económico y poco tentador para los enemigos de lo ajeno, para navegar, editar documentos de texto u hojas de cálculo, o descargar las fotos de su cámara durante los desplazamientos? O tal vez, en vez de comprar un iPad, para sentarse en un sillón, consultar el correo y ver páginas con Flash...


Pero  la mayoría de netbooks tienen Windows preinstalado, y es frecuente que los habituados a Mac OS X sientan cierto rechazo ante el sistema operativo de Microsoft al margen de sus virtudes (recordad: Windows 7 ya no es XP ni Vista) ¿Y la otra alternativa? ¿Cómo se enfrenta un maquero a un Linux moderno? Aún persiste una visión de Linux como sistema operativo críptico y sólo para expertos y geeks, en el cual hay que teclear constantemente extraños conjuros para hacer cualquier cosa.

Efectivamente ese Linux espartano en el que se busca exclusivamente la eficiencia existe, pero hablamos de un sistema operativo del que existen infinidad de variantes o distribuciones, y entre éstas encontramos algunas, como Ubuntu, que han evolucionado enormemente y se han acercado tanto al usuario doméstico, que éste puede encontrar su uso  incluso más intuitivo y sencillo en los usos habituales que el mismísimo Mac OS X.

De hecho, es posible instalar y usar Ubuntu (o Linux Mint, una distribución basada en el anterior) sin necesidad de teclear casi nunca esos extraños conjuros en el Terminal. La instalación es muy fácil y muy parecida a la de Mac OS X; y a un maquero le resultará muy familiar ya que los pasos a seguir son muy similares, casi calcados.

Es sorprendente cómo Ubuntu reconoce  todo el hardware de la mayoría de ordenadores y se instala limpiamente sin necesidad de buscar e instalar drivers de ningún tipo. Además es estable, rápido y seguro, y resulta más que interesante que ofrezca la posibilidad de probarlo antes iniciando desde el CD de instalación (modo Live), y sobre todo, el poder instalarlo junto al Windows ya existente en el ordenador y sin borrarlo, permitiendo elegir en el momento del arranque si hacerlo con uno u otro sistema operativo, tal como hacemos en Mac con Bootcamp.

Una vez instalado Ubuntu, veremos un entorno que al usuario de Mac le resultará familiar: los menús y submenús, los iconos a la derecha de la barra superior, el diseño de las ventanas con los botones a la izquierda, la distribución de los elementos mostrados, así como aplicaciones y utilidades semejantes a las que encontramos en Mac OS X: Utilidad de Discos, Herramientas de Red, Usuarios y Grupos, Monitor del sistema, el modo en que se montan en el Escritorio las unidades externas,etc...


El aspecto de menús e iconos resulta muy familiar (hacer clic para ampliar)

Existen temas para Linux que modifican el aspecto de la interfaz gráfica, pero resulta realmente curioso uno llamado Macbuntu, que maquilla Ubuntu imitando el aspecto de Mac OS X hasta tal punto, que al primer golpe de vista puede engañar a un usuario de Mac. Sin embargo, acaba resultando desconcertante tanto para el usuario habitual de Linux como para el de Mac, ya que  en realidad no es ni una cosa ni otra, por lo que una vez satisfecha la curiosidad suele ser desinstalado por los usuarios.


Aunque lo parezca, no es Mac OS X, sino Ubuntu 10.10 con el tema "Macbuntu".

Ubuntu incluye un "centro de aplicaciones" (algo parecido al el nuevo App Store de Snow Leopard) con el que podemos instalar desde diferentes servidores (repositorios) cientos de aplicaciones con sólo dos clics, y lo que es aún mejor, desinstalar del mismo modo.

Ubuntu ya ofrecía un "Centro de Aplicaciones" mucho antes que Snow Leopard.

Mucho software se ofrece con instalador en formato .deb, que funciona como los ejecutables .exe de Windows o los .pkg de Mac OS X. En algunos casos son instaladores que requieren abrir Terminal, pero en éste sólo hay que pulsar Enter o escribir Y ó n (si ó no) para aceptar ciertos pasos de la instalación, que por lo demás es automática.

Por supuesto que hay muchas aplicaciones que requieren de líneas de comandos para ser instaladas, e incluso deben ser compiladas, pero las aplicaciones o utilidades "básicas", o vienen ya incluidas en la distribución o se instalan tan fácilmente como decíamos y sin necesidad de usar líneas de comandos.

OpenOffice o LibreOffice vienen incluidos por defecto, así como reproductores de música, video, un gestor de fotos, Firefox, etc... Es muy sencillo añadir viejos conocidos, como VLC PLayer, DropBox, Teamviewer, Opera, Chrome, Skype, VirtualBox, o Powerpoint Viewer.

Shotwell parece inspirado en iPhoto ¿o es al revés? (Hacer clic para ampliar).

A pesar de esto, el gran problema de Ubuntu (y de Linux en general) es que no tiene suficientes aplicaciones de calidad y de aspecto atractivo. Existen magníficas y potentes aplicaciones específicas que lo convierten en el sistema operativo ideal para ciertas funciones, pero entre las demás, muchas parecen a medio acabar y de diseño anticuado y desfasado con el entorno del sistema operativo. Hay que tener en cuenta que Ubuntu no ofrece a los desarrolladores -como hace Apple- un kit de desarrollo de aplicaciones con librerías que consigue que todo el software tenga un aspecto tan uniforme.

El usuario medio o "doméstico" no debe esperar por tanto algo tan versátil y terminado como un iTunes, ni tan completo como Keynote, iPhoto o iMovie. Y por supuesto no existen versiones de software comercial de terceros como Microsoft Office, los productos de Adobe (Photoshop, InDesign, Flash), QuarkXPress, AutoCad, etc... aunque es posible virtualizar Windows mediante VirtualBox o VMware, así como correr algunas aplicaciones mediante Wine.

Rhythmbox no es iTunes, pero cumple su función.


Y será tarea difícil, cuando no imposible, sincronizar un iPhone, una Blackberry o incluso un Android. Solo existen soluciones a medias y con parches a través de "la nube". Curiosamente, para la único que hay soporte directo es para Palm; pero no para el Palm con webOS sino para los antiguos dispositivos Palm.

Pero, un momento. Habíamos supuesto que pretendíamos a usar Ubuntu sólo para ciertos usos y en un PC secundario. Recordemos además, que el 99% del software es gratuito, y que aunque sea de forma más espartana y a veces con menos funcionalidades, se puede hacer casi de todo. Además es igual de fácil que en Mac OS X instalar un Windows virtualizado para correr esa aplicación imprescindible.

En mi caso, uso Ubuntu 10.10 en un portátil Sony y lo instalo a madres y suegras debido a su robustez. Es capaz de soportar hordas de nietos y sobrinos fin de semana tras fin de semana durante años.

Si no tenéis un PC y sentís curiosidad, se puede probar virtualizado en vuestro Mac: tanto VirtualBox (el virtualizador) como Ubuntu son gratuitos. Además, de este modo podéis elegir la distribución de Linux que más os guste: Ubuntu, Mint, Debian, Fedora, OpenSuse, etc...

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